Icono del sitio GAMELX

Análisis Little Nightmares

little nightmares

Little Nightmares: Tim Burton, tienes competencia

Érase una vez… – Comienzos

Little Nightmares siempre había estado presente en mi mente, pero visiblemente por el rabillo del ojo. La estética me había llamado la atención pero la mayoría de las veces habían ganado terreno los triple A. Con la seguridad de que estaba ahí, errante, estático y perenne; yo había estado en paz conmigo misma sin jugarlo. Sin embargo, el trailer de la segunda parte me hizo abrir los ojos y darme cuenta de que estaba perdiéndome un gran argumento subyacente, una estética inmersiva y, en conjunto, un juego que no me iba a dejar indiferente.

Introduje el disco en la ranura y ya ahí empezó la experiencia. Mi consola no leía el disco. En sí mismo, era una pesadilla. Cuando por fin logré acceder al menú principal de Little Nightmares, ya era noche y eso me daba la excusa perfecta para poder disfrutarlo completamente.

Historia – El tenebroso mundo de las sombras

Little Nightmares comienza con Six, el personaje principal anodino con un chubasquero amarillo, tumbado en una maleta en mitad de lo que nosotros pensamos que es una calle. En un escenario 2.5D, comenzamos a desperezarnos y a andar de forma titubeante descubriendo las partes con las que podemos interactuar. Los comienzos, como siempre, son interactivos e interesantes, pero este comienzo es también perturbador. Comienzas viendo fotografías en la maleta, de supuestamente algo relacionado contigo, pero que tú ahora mismo no le encuentras relación. Trozos errados de memorias pasadas que no parecen la tuya. 

Te desenvuelves por tuberías, canales y tubos de ventilación, que te trasladan a diferentes estancias de un espacio que se tambalea. En todo momento te das cuenta de que te estás moviendo. Desde la sala de basuras hasta las estancias personales, pasando por la cocina, los baños, las despensas y demás pasillos y habitaciones, todo es siniestro y está lleno de recovecos donde te puedes guarecer.

Todos los elementos en el escenario de Little Nightmares están por alguna razón, aunque no puedas interactuar con ellos. Cada silla, cada rollo de papel y cada rastro de sangre en el suelo es una pista para desentrañar los puzzles de una historia que nunca te narran y que te tienes que imaginar en tu cabeza con las piezas que te ofrecen. En esas estancias, que no se sabe si te pertenecen o tienen retales de algo que te perteneció en algún momento, te encuentras a diferentes seres que despiertan en tí sentimientos contradictorios. En cierto sentido, esos personajes esperpénticos deberían darte miedo. Sin embargo, rezuman alguna especie de recuerdo borroso que, aunque te aterra, te hace contener la respiración y seguir hacia adelante.

Los enemigos, por decirlo de alguna manera, son personajes grotescos, con algún defecto o alguna carencia de la que te tienes que aprovechar. En cierta parte, Little Nightmares me recordó a la película de Ghibli El viaje de Chihiro. Comienzas con enemigos fáciles, todos esperpénticos, y vas subiendo la dificultad mientras vas elevando los pisos de ese escenario. Hay que tener cuidado con la ruta que tomes y no desviarse mucho buscando coleccionables. A pesar de ser lineal, hay partes que te pueden llevar atrás y tener que repetir todo el puzzle de nuevo. El desconocimiento, o las ganas de rastrear el escenario puede ser negativo en este título. Sin embargo, esto lo contrarresta la emoción de pasar a través de puertas mientras los enemigos te persiguen. La adrenalina se eleva a las nubes mientras intentas que no se te resbale el joystick en pantallas donde tienes que ser muy preciso.

Durante las 4 – 5 horas que dura Little Nightmares, hay partes que realmente se te atragantan por el nudo en la garganta. El juego es sombrio, el juego es tenebroso y el juego se hace eco de todas las pesadillas de los jugadores para dotar de alma y de un vínculo emocional estable que a todos nos enganche y nos deje con ese regusto amargo de conseguir superar un trauma, pero a qué precio. 

Mecánicas – ¿Cómo se desenvuelve Six por el mundo?

Caminando por el escenario de Little Nightmares nos damos cuenta de que las principales características de Six son agarrarse con esos dedos escuálidos que parecen tablillarse y encender un mechero cuando la oscuridad te abruma. Porque queridos lectores, a veces es abrumante. 

Six va pasando de una pantalla a otra a través de compuertas que tiene que abrir y de puzzles que tiene que resolver, la mayoría de ellos con ingenio, pero sin pasarse. La estética ya te crea un entorno hostil que hace que le prestes un extra de atención al entorno. Con esa actividad mental en segundo plano y unos movimientos certeros y exactos, pasas la primera parte entre alcantarillas sin que las babosas serpenteantes te agarren. 

En la segunda parte, nos encontramos con un señor con las extremidades recortadas que además no puede ver. Este señor tiene las manos muy largas. No sabemos nunca si es alegoría de algo, pero se nos hará complicado escapar si hacemos ruido. De él pasamos a las cocineras, o cocineros, nunca sabremos con certeza cuál será el género de estos enemigos toscos, lentos pero certeros, que te podrán perseguir por la habitación e incluso atravesar paredes. Finalmente tendremos otro tipo de enemigos más llegados al final, que serán los que te harán deslizarte sin mirar atrás por los interminables pasillos de las estancias mientras escudriñas con los ojos hacia dónde tienes que saltar.

Cada vez que Six muere y reaparece con forma de ovillo en una esquina, una parte de tu chubasquero se cubre de una suerte de chapapote que va creciendo si no logras pasar de pantalla. No sueles morir mucho y normalmente lo haces cuando los enemigos te ven y te capturan. No es algo descabellado el acabar en la cazuela o bien perecer en una lata de conservas. Tienes que desarrollar la paciencia pues hay pantallas en donde tienes el tiempo muy justo para pasar de un lado a otro antes de que el enemigo te encuentre.

Lo más importante en Little Nightmares es el sigilo, pues la tensión de los momentos en donde yaces tras un mueble aguantando la respiración es demasiado abrumadora. No puedes enfrentarte a los peligros de forma clara ya que no tienes armas para poder encararlos. Tienes que pasar de un lado a otro sin hacer ruido. Sin que nadie note tu presencia. El juego te hace ver claramente que tú nunca debiste estar ahí. Y sin embargo, te forjas la historia participando de los momentos en que los enemigos, personajes que hacen su vida en tu contra, se mueven de forma rutinaria componiendo sus vidas. Tú formas parte de ello lo mismo que ellos forman parte de tí. Y eso está bien porque de eso trata el juego. De experimentar la oscuridad.

Gráficos – Espejito espejito, ¿quién es el más bonito?

Si hay algo que se tiene que resaltar junto con la infausta estética, son los gráficos. Si bien es cierto que en la portada de Little Nightmares no se ve qué es lo que Little Nightmares te ofrece, nada más empezar te das cuenta de que todo está medido al detalle y de que son esos detalles los que no se te pueden escapar. Puede parecer un título parco y escaso en gráficos, pero para nada. Hay que abrir bien los ojos en ese escenario en 2.5 D para que no se te escapen los miles de detalles que te desvelan poco a poco una historia que no te cuentan. Que te susurran al oido sin darte un contexto y tú tienes que encontrarle un sentido mirando a través de espejos rotos, de marcos de fotos ajadas y de rumores de cuchillos que cercenan cabezas de cerdos.

Algunos bugs titubean en la pantalla en algunos puntos en concreto, alguna puerta que no se cierra bien, algún enemigo que atraviesa paredes sin tener que hacerlo y que te agarra tras un salto de sorpresa del espectador al verse oculto. Sin embargo, no empañan para nada la experiencia y al final cuentan como una anécdota sin importancia. Los coleccionables no son excesivos, hay solamente tres variedades y te los encuentras algunos muy fáciles, otros en lugares recónditos. Todavía me acuerdo del calor que me encogió el corazón al abrazar al primer gnomo. La esperanza que me daban las lámparas que tenías que encender y que te podían mostrar el final de un camino. No son necesarios. No son vinculantes para la historia, sin embargo, sigues buscándolos porque quieres desentrañar todos los secretos que tiene Little Nightmares por si, en algún momento, te dan un hilo del que tirar.

Conclusión – ¿Y se comieron las perdices?

Little Nightmares, la maravillosa obra de Tarsier Studios, tiene el objetivo a través de sus 6 capítulos de transmitir el miedo de verse atrapado. De infurdir el miedo a sentirse pequeño en un mundo de gigantes y la impotencia de no poder hacer nada por nosotros mismos. Nos hace enfrentarnos a nuestros miedos más arraigados, nos hace estar tensos y nos recuerda momento tras momento que tenemos que escapar de algo que no sabemos si desde el primer momento es lo que nos puede dar la libertad. El título, además de deleitarnos por una maravillosa ambientación de película de terror psicológico al más estilo Tim Burton, no se queda ahí. Evoluciona y revoluciona su discurso poco a poco. Con cada paso que damos a la salida nos sumergimos más en la oscuridad. En una transformación del personaje que navega a la deriva hacia hacia miedos o preocupaciones con lo que incluso un adulto podría sentir afinidad.

Encended la luz del farolillo y acompañad a Six hasta la profundidad de sus miedos para poder ver la luz.

Este juego pertenece a mi biblioteca personal.

Si queréis leer más análisis inTEREsantes, pinchad en este sobre Ghost of Tsushima.

Así es Tere: videogamer, podcaster, instagramer y demás "er" frikis que penséis ponerle. Lleva más años jugando que experiencia de trabajo y, aún así, no se puede pasar los Dark Souls sin ayuda. En su carnet de gamer pone que le encanta Prince of Persia, que está enamorada de Vaas Montenegro y que forma parte del club de fans de Geralt de Rivia... pero ¿y quién no?

Salir de la versión móvil